Páginas

lunes, 21 de septiembre de 2015

Septiembre o eso dicen ;-)


Septiembre, comienzo de curso. Y yo subo fotos un domingo muerta de sueño y con la resaca de la victoria de España en el Eurobasquet ¡Bien!

¿Estoy en modo exhibicionista? No lo sé. Yo escribo y me gusta la fotografía.

Esta noche he hecho una mezcla, me he puesto detrás de la barra y he cogido algunas fotos, en ellas no están muchas de las personas que quiero.

En otras está mi cara, ¿presumida? Un poco, lo normal, todavía no me he tropezado con una farola mientras me hacía una foto.

Este último año ha sido raro. He tenido que decir adiós a quien no me da la gana de decírselo, por otro lado, mi padre, un tipo trabajador y normal, ya no es el mismo, eso duele, luego te cabrea, otras veces te irrita, y la gran mayoría te causa ternura. ¡Te vuelve loca!

Tengo buenos amigos, sin los amigos somos seres incompletos.

No tengo tiempo, y a la vez, busco un empleo, ¡con esta cara! Esa expresión me la decía mucho alguien a quien sigo queriendo.

Administrar páginas, defender causas cual John Wayne, apoyar y difundir el trabajo de buenos amigos (AMIGOS CON TALENTO) emprender proyectos, luchar contra mis miedos, volver a mirarme al espejo y VERME, ilusionarme... ha sido mi misión.

Nadie nos enseña en el colegio a vivir. A afrontar situaciones complejas.

No todos "triunfamos" ni queremos, sólo se nos da bien intentar ser buena gente, disfrutar con esas pequeñas bobadas que te hacen reír como una loca con un amigo y no sabes ni porqué. 

No queremos hacernos una foto en una gran mansión, ni al lado de una playa de aguas cristalinas, sencillamente, queremos llevar una vida normal. (Pulp)

Claro que necesito como el aire un trabajo, pero si hiciera lo correcto esto no debería confesarlo. Lo mejor sería demostrar que no me importa que paso prácticamente del tema...Eso sería mentir, no va conmigo.

Creo que soy una persona válida. TODOS LO SOMOS. A veces, hay que pisar el freno y decirte: Oye, vale ya de esta actitud poco saludable para tu autoestima. ¡He hecho muchas cosas! ¡Me he preparado! ¡Tengo ideas que aportar! Escribo todos los días en Weblogs ¡Guau! e imparto clases de manera regular en CISDE

Voy a seguir peleando. Con estas caras: cansancio, agobio, alegría, nerviosismo, picardía, pero sobre todo, con mucha ilusión. Esa no me la roba ni un lituano bajo la canasta. Me sale el Gasol que llevo dentro.

Soy tan teatral que debería ser actriz pero lo tengo difícil.

Sólo quería demostrar que cuando llega septiembre no todos retoman su trabajo, o sus estudios, algunos, ordenamos nuestros proyectos e ideas y nos decimos: ¡Ahora sí!

Che, si apenas se ve.

Voy a caminar junto a una vecina. Hacemos terapia-cuesta. 
Bajamos hasta Villafranqueza y subimos. Sí, pura física.

Esta es mi cara de hacer el tonto. Muy importante si te interesa la creatividad.



Este es el peor granizado que he tomado en mi vida. Fue en este julio caluroso y lo compré porque costaba un euro. No bebáis estas cosas. No os dejarán pensar con claridad.


Sí, el tiovivo del puerto. Esta es mi cara, sin que se vea, de conciliadora. 
Vi a niños pasarlo bien. Y miré a esto con otros ojos.

Esto es arte. En el Salón del Manga de Alicante donde gracias a Maribel Iborra en su generosa e infinita amistad y confianza en una ignorante como yo sobre la cultura nipona, creyó en mí para formar parte de este evento donde fui voluntaria. Lo pasé DE MARAVILLA. Esta no es mi cara (ya quisiera)


Esta es mi cara de "Houston, tenemos un problema". Alguien decide que yo escoja una película, me dan 5 minutos y elijo la peor... me recojo mis rizos que aún estaban sin domar y me pongo un "nido de pájaros" Pero soy resolutiva


Ni la película estuvo tan mal, ni el "nido" se me cayó 
Emoticono wink


Esta es una pésima foto de la luna. Pero estaba en el piso 13 de la Colmena, no tengo vértigo... Esta es mi cara de soy buena fotógrafa cuando no estoy en un piso tan alto.

Esta es mi cara de dolor. Dolor y humor.


Esta es mi cara antes de que me duelan las amígdalas. Así que es mi cara de felicidad.

Esta es mi cara de "he descubierto que si a una galleta le pones yogur encima, entras en el Paraíso"


Esta es mi cara de "ok, no estamos en un buen día, pero qué somos, quejicas o valientes" y con mi pelo aún mojado me digo: pilla ese autobús y ve a algunos amigos.





Joana Sánchez González


domingo, 13 de septiembre de 2015

De jueves de dolores y domingos de resurrección.


Vuelvo a sacar el humor de la chistera. Y lo hago para reírme de mi persona. Y tal vez de la tuya. ¿No os parece que cuando estamos enfermos nos volvemos invisibles? No digo que esas buenas personas que nos rodean no nos pregunten cómo estamos o si necesitamos cualquier cosa, sino por voluntad propia.

Creo que a nadie le gusta que le vean cómo se arrastra en vez de caminar. O cómo nos hinchamos a tomar remedios naturales cada quince minutos para acelerar la recuperación. "Tengo que estar bien este sábado" "Necesito salir al menos un par de horas" "Asomar la cabeza por la ventana". Pero los milagros no existen.

Añoras a tu ex

Para colmo se añade la nostalgia. Cuando estamos enfermos no sólo bajan nuestras defensas, también en el plano emocional bajamos al entresuelo. Es como ir en un ascensor sentada y tocar al piso más cercano: el sótano.

Llegas allí y te encuentras con la nostalgia. Piensas en tu ex. ¡Le querías tanto! ¡Él te quería tanto! No es que te curara con su mirada cuando estabas pachucha, pero... oh dios cómo reconfortaban sus palabras dulces, o alguna visita aunque tú tuvieras el aspecto de la niña del exorcista o peor aún.

Pero te recompones y con pelos de loca, dolores por todo el cuerpo, y ganas de salir del pozo de regocijo en el lamento, recuerdas:

1. Que no está
2. Que no te quiere
3. Que él igual estará dando un estupendo y merecido paseo por otra ciudad
4. Que no te llamaría ni aunque supiera que donde vives ha habido un terremoto, no por ser mala persona, sino por principios.

SUEÑOS DE UN SEDUCTOR.  1972. DIANE KEATON Y WOODY ALLEN


Y te levantas

¿No os afanáis en los cuidados? A veces, es un peligro. Por ejemplo, el calor es bueno. Sí, pero en su justa medida. Las mantitas eléctricas para proteger el cuello son muy buenas, pero si te adormilas (por tu estado) y posees una piel blanca como la porcelana como es mi caso, corres el riesgo de quemarte, doy fe.

La miel es buena. Y mezclada con agua tibia y limón, más. Ya... pero sin llegar a la locura. Con tres veces al día es suficiente. No cojas un kilo de limones y el tarro de la miel hasta agotar las existencias. Son remedios naturales, no mágicos.

No puedes ni tragar ni hablar. Mejor. En los dos casos. No comerás cosas que no debes y crees merecer por encontrarte mal, y no dirás estupideces a los que te rodean. Igual se escapa un: "eres una gran persona" con un tono teatral si un amigo te llama dejándolo supongo, satisfecho y a ti con un gran alivio por habérselo dicho. No está tan mal estar ídem.



Percepción errónea

Comienzas a pensar que todo el mundo es más feliz que tú. Eso debe ser producto de una ligera fiebre, en mi caso no sé si la he tenido porque no me la he tomado, ¡la vida es riesgo!

Tras ver tus películas favoritas pero en un estado lamentable, escuchas tu programa de radio preferido pero no te sabe igual. Te has acostumbrado a saborear las cosas rápido y estos días dispones de tiempo. Sientes que tienes empacho de positivismo y tú no estás bien. Te ríes pero no disfrutas, es extraño.

También descubres a José Mota en "La chispa de la vida" y piensas: este hombre cuando hace reír o es muy bueno o..., ¡pero es un pedazo de actor! Y te preguntas porqué no la habías visto antes.

Y luego piensas. Es lo único que te queda y lo que todos deberíamos practicar a menudo. En silencio. Externo e interno.



Miras al techo, el mío bastante feo, por cierto, pero ¡tengo un techo! Soy afortunada. Tengo limones para aliviar mi garganta. Y miel, un gigantesco tarro de miel para que mis anginas dejen de hacerme sufrir. Y una mantita eléctrica con más años que Tutankamón, pero funciona, no sólo alivia, tiene tanta potencia que puede llegar a quemar.

Tengo agua. Agua embotellada, puedo beber tres litros así, en un día. Y también agua caliente en el baño para darme una ducha que dicen que alivia los síntomas. Y comida, aunque mucha hambre no es que haya tenido. 

Y me quiero. Me he cuidado sola, me he mimado, me he arrastrado mientras hacías las tareas de la casa pálida como una dama de la época victoriana, pero lo he hecho. ¡Como siempre! Y en situaciones peores.

No creo que estos días hayan sido maravillosos para el resto, ni horribles. De hecho, sólo debemos centrarnos en los nuestros. 

"12... días sin ti, he conocido a una persona interesante: yo", escribió una escritora de la que no recuerdo el nombre.


GRAN INTERPRETACIÓN DE JOSÉ MOTA EN "LA CHISPA DE LA VIDA" 2011

Amor y mimos

El secreto está en querernos. Y sé que no todos los cerebros están preparados. La soledad no suele gustar. Ni el silencio. Ni la carencia de abrazos (bueno, en este estado es mejor que nadie te toque) 

Esa frase tan antigua como el sol: "Si yo no me quiero cómo voy a querer a otra persona" es cierta. Y poco original, ya lo sé. 

Estos días, exceptuando mi "viaje" en ascensor, he vuelto a mis orígenes. Uno se cura en soledad, se mima porque nadie mejor que una sabe lo que le gusta. Esto no es un alegato a la soledad, soy una persona sociable pero en su justa medida.



No he compartido mi malestar por las redes sociales en plan:

Día 1: me da vueltas la cabeza, mi cuerpo ha sido pisado por un camión pero yo no me he dado cuenta...

Pero, he vivido algo más auténtico, me he reconciliado con mi soledad. Cuando estamos algo enfermos, o muy enfermos, necesitamos cariño, por supuesto, pero si no hablamos de temas serios, no hay nada como salir del paso solos: sea una gripe, un dolor de espalda severo...

Ah y escribir tus "desgracias" en un blog puede terminar de ayudar, sobre todo si hoy te estás acordando de Isabel Coixet y no por su magnífico artículo sobre Cataluña sino por sus anuncios, ya me entendéis.


Joana Sánchez González

viernes, 4 de septiembre de 2015

Un niño muerto. ¿Un símbolo?

Bandera de Siria

Llevo meses documentándome. Llevo meses leyendo sobre la barbarie en Siria, en Mosul. Mirando vídeos que me han hecho levantar de  la silla y romper a llorar, exclamar alguna que otra palabrota y huir. Sólo que yo huía dentro de una casa. No en el mejor barrio, no con unas condiciones económicas buenas, ni tan siquiera con una salud al cien por cien. 

Pero a mí nadie me esperaba para acabar con mi vida o destrozar las de mi entorno más cercano.

Imparto un curso que está a punto de finalizar sobre la yihad, sobre el EI, ISIS o DAESH, le pueden poner el nombre que prefieran.

Mientras leía cómo niñas y jóvenes (sobre todo yizadíes) eran vendidas como esclavas sexuales y sus madres lloraban, lloraba con ellas. Sentía su impotencia, su rabia, el dolor por ver cómo el ser humano ha de soportar semejante trato. Vil. 

La gran mayoría se suicidaba y pedían ayuda. Pedían auxilio desde vídeos grabados por diversos medios de comunicación a través de Internet. Pero al prender la televisión ¿qué me encontraba? La nada.


En ocasiones, leía la prensa nacional, ponía algún informativo y qué veían mis ojos: noticias dadas como telegramas, con imágenes estúpidas de algún estúpido haciendo estupideces en Youtube, como si en vez de ser adultos los que pretendemos informarnos, fuéramos niños que ya no saben vivir en una sociedad sin ocio, aunque sea en un informativo. 

El consabido "happy end" tan conocido en la jerga televisiva. Dejemos a los espectadores con un buen sabor de boca o con una buena sobredosis de deporte.

Gervasio Sánchez

Ayer escuché a Gervasio Sánchez que ante el horror de mucha gente al ver la imagen de esa criatura muerta en la playa se preguntaba: ¿Pero qué se creía el mundo que es la guerra? ¿Una imagen cruda? ¡Imágenes crudas son las que no he publicado!

Llevo meses leyendo, indignándome, dando gracias por haber nacido en este país, y a la vez, con la pregunta que me acechaba todos los días: ¿Por qué no hacen nada? 

Lo sé, Estados Unidos es el 'culpable', Europa no puede hacerse cargo de algo que no le incumbe (¿y los atentados perpetrados en Francia?) Bendita Europa que no se une más que para todo lo que conlleve dinero y reuniones "urgentes" para dentro de dos semanas.

Comparto las palabras de Gervasio Sánchez porque él es un obrero del periodismo, no un acomodado escritor que corta y pega dolor y datos ahora, cuando han visto esos camiones repletos de gente como tú y como yo, él sí sabe de qué va esto. Y va de un conflicto del que se han informado poco y mal la gran mayoría de los que hoy lloran la muerte de ese pequeño y se dan golpes de pecho, a través de artículos muy sentidos.


Ese pequeño ahogado en la playa no es un símbolo, es la representación de que su dolor y sufrimiento nos llega tarde (el de él y el de otros niños y adultos) en una sociedad donde se mezclan en los diarios digitales, la última ocurrencia de un famoso en Twitter junto a un desahucio o ejecuciones masivas en Siria.

Lo que me faltaba por leer hoy, era a una ¿periodista? a la que no conozco jactarse de ser TT en Twitter. ¿Estará satisfecha? ¿Creerá que puede ir a la cama hoy pensando "misión cumplida"? ¿Dónde estaba hace un año? ¿Dónde estaba su indignación? ¿Con qué derecho echa una reprimenda al mundo? ¡El mundo le ha dado la espalda al sufrimiento de estas personas!



Uno de mis alumnos tenía razón, "a la gente no le interesan este tipo de noticias. En las cadenas como Tele 5, Antena 3, etcétera, sólo informan por encima, al menos durante este último año"

Como le dije ayer: tengo la sensación de que nosotros estamos más sensibilizados que el resto. Y todos tenemos problemas: desempleo, trabajos mal pagados, familiares enfermos... pero nos queda algo por lo que sentirnos orgullosos: la empatía.

Uno de los pocos reportajes valientes que vi fue uno elaborado en Madrid, donde un periodista se fue a Ceuta y tuvo las agallas de hacer periodismo del bueno. Ir al lugar de los hechos y preguntar: ¿Aquí hay yihadistas? No sé si yo lo hubiera hecho. 

Me indigna que los sesudos ahora escriban líneas, editoriales, artículos de opinión donde parece que su asombro y su manera de ofenderse es mayor que la tuya o la mía. Disculpe, usted escribe. Usted tiene un altavoz que los demás no tenemos: un diario con muchos seguidores, un programa con millones de espectadores, ¿por qué no ha hablado antes?

Más de un año llevan los refugiados kurdos, chiíes malviviendo en unas condiciones infrahumanas. Más de un año lleva el EI, ISIS o DAESH elaborando una propaganda tan peligrosa a la que hemos hecho oídos sordos. 

Ahora vienen las conspiraciones, las tertulias donde las cabezas mejor amuebladas de este país lanzarán sus sentencias sobre el tema, al igual que la semana que viene hablarán sobre la Pantoja.



Que ningún periodista, escritor u opinador profesional me venga esta semana a echarme una reprimenda por no recordar que nosotros también hemos sido refugiados. Lo sé. Lo sabemos. 

Mi enhorabuena a todo el que se ha desplazado al lugar, a los que han elaborado reportajes de quitarse el sombrero. A los medios de comunicación fuera de España que han informado no sólo de los atentados cometidos en Europa sino de la pesadilla que estaban viviendo esas personas, que de un día a otro vieron que sus vidas jamás volverían a ser las mismas. 

Perdonen que hoy no sonría porque un cocinero ha puesto por error su número de teléfono en Twitter. Ni que tampoco aplauda ni vea ninguna de las tertulias que seguro tienen preparadas para este fin de semana, donde ese pequeño será, sin él quererlo, el protagonista, el símbolo de una locura de muerte y destrucción desde 2014 o 'quizás' antes.


Joana Sánchez González