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martes, 30 de diciembre de 2014

Coches y cosas.


Igual no he nacido para conducir.Exagerado.Igual es cierto lo del corto aquel donde la autoescuela contrataba a actores para fastidiar al alumno que se presentaba por décima vez.

He hecho un examen perfecto, treinta minutos de conducción libre (vaya insulto a la inteligencia humana) "hacia los Juzgados", me ha indicado la buena señora (una broma de mal gusto viviendo en Alicante), después autovía dirección Madrid, ¡¡Ojalá!! he salido con mucho arte de la misma con una ansiedad que he disimulado cual actriz de la factoría Almodóvar.

Justo cuando salgo me incorporo a un polígono, sin problemas, la examinadora no para de hablar de la cantidad de coches que ha tenido, a mí ya me falta el aire. 

He aprobado, he aprobado... "Estacione", pues estaciono agotada, llevábamos desde las siete y cuarto en el polígono y eran las doce, si me dice que aterrice, aterrizo.

Me bajo y mis piernas tiemblan: mi compañero, un chaval cargado de nervios y guapísimo como Ashton Kutcher, realiza el peor examen del mundo, yo le entiendo, ambos llevamos cinco horas pasando frío y calor, observando atónitos cómo la examinadora desayunaba dos veces, hablaba por el móvil y viendo llorar a nuestros compañeros suspendidos.



Llega la hora de la verdad, mi compañero mete la pata se acabó su momento y al regresar al lugar del crimen me mira toda digna y me dice: ¿No ha visto al coche cuando ha realizado el STOP? La miro como si fuera un extraterrestre. ¿De qué me habla? 

La he llevado por todos los lugares que me ha dicho durante 30 minutos, y sí, he hecho un STOP... "No le has dejado sitio a un coche". ¿Qué, qué? (Xavi Castilo) me pregunto por dentro.

Esta mujer se ha tomado más cafés de la cuenta. "Los examinadores están muertos por dentro" había sentenciado mi compañero, juro que me lo he planteado.

Y sin decirme "has suspendido" me bajo del coche... tenía que caminar, alejarme de ese ser de otro mundo, que decide en más de media hora, cuando antes los exámenes duraban 15 minutos, que molestaba a un coche ¡estando parada! 

El día anterior me paso sesenta minutos conduciendo y no cometo ni un error, eso sí, varios coches se me cruzan en las rotondas, algunos peatones deciden suicidarse pasando por donde no existen pasos de cebra y lo sorteo todo cual veterana conductora ¿eso de qué sirve? Para esta señora de nada.

Ha tenido que ser una compañera de lo más salá la que me lo comunicara (ella también formaba parte de las bajas) En broma (o no) he dicho "cogedme que voy a hablar con ella", no lo he hecho, mi educación me lo prohíbe.

¿Sabéis lo mejor? Luego se iba de comida con los profesores y demás examinadores, así, tan feliz. Espero que se quede sin gasolina a la vuelta, o se meta en un atasco. No acumulo rabia porque es mala para la salud. 

Sólo diré una frase que ha mencionado mi profesora "el examen está aprobado excepto por el STOP", guay, guay..., ¿puedo exigir a Tráfico que me den el carnet con esa frase debajo? En serio, estoy agotada mentalmente.

La excusa a estos exámenes mortíferos es: "Ahora os toca a vosotros pagar por lo mal que conducen los demás" Aha, insultan al resto de conductores y encima nos torturan y nos sacan el dinero como si nos hubiéramos comprado un piso.


¿Entonces qué? ¿Tengo o no tengo el carnet aprobado? Están muertos por dentro.




Joana Sánchez González

Imagen: M. Peinado

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